20 Oct 282: La llave que no sabías que tenías y desatará tu destino.
No sé si te ha pasado que buscas algo con desesperación, a mí me pasa siempre con mis espejuelos y de repente o los tengo en la mano, o los acabo de poner en algún lugar y cuando eso nos pasa que a veces lo tengo aquí enganchados, los tengo aquí encima, cuando eso me pasa yo me río, pero algunas veces me frustra, por qué, porque mientras más nos apuramos menos veces vemos lo que es obvio y lo tenemos delante de nosotros.
Así mismo ocurre con muchas de las cosas que tú le pides a Dios, te puede pasar cuando estás orando por oportunidades, cuando oras por dirección, o cuando le pides un cambio al señor y desde arriba te está diciendo ya yo te di la llave hija mía, si lo tienes ahí delante de ti, pero muchas veces sucede que no lo hemos reconocido.
Esa llave no está en el cielo, esa llave está en nuestra actitud y tiene un nombre que el mundo subestima, pero que el reino abre los portones, las puertas del cielo se abren a su favor, sabes que me refiero, sabes cuál es esa llave que tú tienes y va a desatar tu destino, se llama humildad y voy te mostraré porque la humildad no es debilidad, sino que es una fuerza espiritual que desata tu destino, te llevaré a una historia de una mujer que salvó su casa con solo bajar el tono, voy a darte la revelación de un rey que perdió su corona por no ser humilde.
Te hablaré de una verdad bíblica que puede posicionarte donde antes tú te sentías que eras una persona invisible, hoy te voy a compartir estrategias divinas para que puedas avanzar, para que puedas crecer y para que puedas tener todas esas cosas que tu tanto anhelas y que todavía sientes que se te escapan de tus manos, en el día de hoy te quiero hablar acerca de la llave que no sabías que tenías, pero que va a desatar tu destino.
¿Te ha pasado alguna vez que le pides algo a Dios y no te has dado cuenta de que siempre lo has tenido frente a ti? ¿Me creerías si te dijera que el orgullo no solamente nos complica la vida, sino que nos vuelve ciega al favor de Dios? ¿Sabías tú que las llaves que estás buscando no están en el cielo, esa llave está en nuestra actitud? ¿Sabías tú que la llave que abre el próximo capítulo de tu vida no está en trabajar más, en esforzarte más, está en bajar el tono de tu orgullo, y abrir tu corazón? ¿Te has preguntado por qué, el orgullo siempre te sube el volumen por dentro y te baja la claridad afuera?
¿Te has preguntado si tienes la capacidad de responder con toda seguridad estas preguntas? Me gustaría leer tus respuestas a estas preguntas, en la caja de comentario.
Terminando con lo anterior, continuemos nuestra lectura.
Hoy quiero hablarte de esa llave que tú no sabes, tú tenías, pero que definitivamente va a desatar tu destino, te lo voy a decir bien directo, porque te amo en el amor del señor, porque quiero verte avanzar.
El orgullo que es lo contrario a la humildad, no solamente nos complica la vida, sino que nos vuelve ciega al favor de Dios, sí, tú puedes estar parada frente a una puerta abierta y no ver que esa puerta está abierta como para ver que estás con tus lentes en la cabeza y no poderlos ver, la humildad, por otro lado, es como una luz que enciende tu visón espiritual, es como si él cielo te decía que la puerta ya está abierta, dale un empujón para que puedas entrar. La humildad no apaga tu brillo, porque mucha gente dice que sí, yo me comporto de una manera.
Humilde no me dan oportunidades, no pasa con mi vida por eso estoy estancada porque he sido humilde, no, no, no, la humildad no te apaga el brillo, la humildad te da el ángulo exacto para ver por donde entra la luz, déjame contarte como te dije al principio de la historia de un rey; este rey se llama Uzías, este rey comenzó bien, prospero, era fuerte, pero cuando se sintió invencible, se le cambió el corazón.
Cuando tú lees 2 Crónicas 26:16 “Más cuando ya era fuerte hablando de Uzías su corazón se enalteció para su ruina, porque se rebeló contra Jehová, su Dios, entrando en el templo de Jehová, para quemar, incensó en el altar”.
Yo no sé si tú puedes verlo, pero Uzías se olvidó de su lugar el orgullo le hizo cruzar un límite que Dios había trazado con amor, y ese paso que parecía algo pequeño, si está quemando incienso y el altar es de incienso, cuál es el problema, era algo pequeño y lo puso en un lugar donde Dios no lo había puesto y eso le costó su destino, se cerró la puerta de su asignación, terminó solo, terminó aislado hasta el día de su muerte.
Aquí viene lo que yo quiero que tú entiendas, porque no estoy aquí para meterte miedo, cuando tú crees que puedes hacerlo todo, que tú puedes con todo, empiezas a meterte en espacio que a ti no te pertenecen, cuando tú intentas controlar cada detalle, resolverlo todo, pastora es que en realidad es lo que yo estoy haciendo es ayudar a Dios, a tú quieres hasta hacer la parte de Dios, eso no solamente te agota, no solamente pone tú mete a la defensiva, sino también te lleva a un lugar espiritual que te cierras a escuchar, donde pierdes la sensibilidad y lo que pudo ser una conversación productiva, termina hasta en una guerra silenciosa.
El orgullo siempre te sube el volumen por dentro y te baja la claridad afuera, tú sientes unas cosas bien fuertes dentro de ti, pero afuera no puedes ver las cosas que están pasando, yo sé que muchas de ustedes no lo hacen con mala intención, simplemente has vivido tanto en ese modo de yo resuelvo, yo lo hago, si no lo hago yo no lo hace nadie, que no te das cuenta de que el control te está cerrando puertas, porque el orgullo no siempre se grita, muchas veces se disfraza de no te preocupes que yo lo hago, pero cuando lo haces todo en tus fuerzas Dios no se mueve por qué, porque no le estás dejando espacio para que él actúe.
Si lo que Dios te dio te empuja para cruzar límites en lugar de horrar esos límites esa fuerza ya no es favor, esa fuerza se convierte en una alarma y si hoy tu sientes que todo se ha nublado, que hay algo que tú no puedes ver claro, que ya tu no ves con la misma claridad de antes, es hora de que bajes la barbilla y que te concentres en las cosas que Dios ha puesto delante de ti, porque cuando te humillas el cielo te va a aclarar la ruta, donde te enaltece la ruta se va a anublar.
La llave que abre el próximo capítulo de tu vida no está en trabajar más, en esforzarte más, está en bajar el tono de tu orgullo, abrir el corazón, permitir que sea Dios quien te guie con su voz.
Hay una humildad que te ayuda a detener tragedias y esa misma humildad es la que trae ese mapa correcto que tú estás buscando y por un momento quiero llevarte a la historia de una mujer que cada vez que la leo me conmueve honestamente esta historia de una mujer que fue humilde y que fue sabia, si no que es una historia que cuando tú la analizas y la tomas para ti podemos cambiar el rumbo de tu casa entera.
David era el futuro rey de Israel, está fúrico ese hombre por qué, porque había sido ofendido por un hombre que era necio, un hombre áspero, un hombre que se había comportado de una manera arrogante este hombre se llama Noah, y mientras David preparaba a sus hombres para ir a cortarle el cuello aquella gente iban a ir a vengarse de ellos una tragedia se estaba cocinando.
En ese escenario parece una mujer humilde. Una mujer que sabía que se llamaba Abigaíl era la esposa de Noah, y esta mujer no se dejó ni dominar ni por el miedo, ni por el orgullo de su esposo, ni por la tensión que había en ese momento que me puedo imaginar cómo era aquella tensión.
Que hizo esta mujer, ella decidió moverse con una humildad inteligente, y cuando tú vas a 1 Samuel 25:32-33 “Y dijo David a Abigaíl, bendito sea Jehová de Israel que te envió para que me encontrases y bendito sea tu razonamiento y bendita tú que me has estorbado hoy de ir a derramar sangre y a vengarme con mi propia mano”.
La humildad de una sola mujer detuvo una masacre completa, Abigaíl no se humilló porque se sintiera menos, Abigaíl se posicionó desde la sabiduría, la sabiduría generalmente está del lado de los humildes, eso hizo en que a su casa llegara provisión, eso hizo que ella pudiera reconocer donde estaba la verdadera ofensa, eso ayudo a que se bajara la tensión del momento sin tener que levantar la voz cambió el destino de toda una familia.
Eso es lo que hace la humildad cando tú actúas desde ella, no te quita poder te da acceso y tal vez tú estás enfrentando algo parecido, una decisión que se salió de control una conversación que no hay vuelta atrás, una relación que se ha enfriado o no solamente una conversación que no tiene vuelta atrás, una conversación que está pendiente de que nadie quiere ceder, que nadie quiere dar el primer paso, lo más espiritual que tú puedes hacer no es ganar la conversación, lo más espiritual que tú puedes hacer es bajar el tono, reconocer la parte que tú si puedes ajustar.
La humildad no es rebajarte, es subir al nivel donde se toman las mejores decisiones, cuando tú eliges hacerlo tu cuerpo lo sabe, tu mente se calma, el tono con el que hablamos se calma, tus palabras comienzan a fluir y lo que parecía imposible empieza a encontrar una salida, pero aquí viene algo que mucha gente no le gusta escuchar, si esa puerta que tú estás llamando oposición y que se ha levantado en contra mía si eso no fuera el enemigo, eso fuera solo la reacción que provoca tu tono altivo.
No te estoy diciendo para que te sientas mal, te digo esto desde el principio, no estoy aquí para causarle estrés a nadie, ni para ser que nadie se sienta mal, te lo digo en realidad para que puedas recuperar la autoridad sobre esas situaciones, porque puedes cambiar el tono hoy y ver como cambiar las respuestas del día de mañana.
El orgullo te dice que NO pastora es que deben tener paciencia conmigo, y la humildad te hace una pregunta cómo puedo mejorar en el día de hoy.
David bendijo tres cosas en Abigaíl y piensa esto; primero bendijo a Dios, segundo bendijo su razonamiento y tercero la bendijo a ella y eso me encanta porque muestra que la humildad no es solamente que es una emoción, la humildad en realidad es una forma de pensar que el cielo reconoce y que el cielo premia y en el texto David dice bendigo tu razonamiento, esa palabra habla de nuestra mente, habla de estrategia, Abigaíl no solo sintió compasión, Abigaíl actuó ante aquella situación; llevo pan, llevo vino, llevo ovejas que estaban preparadas y con todo eso detuvo una tragedia.
Tu humildad también puede hacer eso puede detener un desastre antes de que ocurra, cuando tú eliges bajar el tono, sabes lo que pasa, Dios sube tu influencia y créeme que en el reino subir la influencia, que sea Dios que suba la influencia vale más que cualquier elemento que tú puedas ganar, porque cuando una mujer decide caminar en humildad Dios la pone exactamente donde necesita estar.
Dios entrega el mapa correcto, Dios la pone en el momento correcto y Dios le da el favor correcto. Antes de nosotras ser quebrantadas, y antes de que llegue nuestro tiempo de honra, siempre está un ritmo invisible que va abriendo las puertas y ese ritmo del reino de Dios que nunca falla.
Hay un compás que se repite una y otra vez en la palabra del señor.
1. Siempre vamos a ver un aviso.
2. Siempre vamos a ver una promesa.
Proverbios 18:12 “Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre es altivo, y antes de la honra es la humildad” me encanta como la biblia lo pone aquí tan simple y sencillo, pero al mismo tiempo tan profundo, cuando el corazón se eleva, cuando nuestro corazón se infla, lo que viene después sabes que es, quebrantamiento, pero cuando el corazón baja lo que viene después es honra y no se trata solamente de decir palabras bonitas, esto es una ley espiritual, hay una dinámica que Dios ha establecido desde el principio.
Daré el ejemplo con el rey Josías, si vas a 1 Reyes 22:19 “Y tu corazón se enterneció y te humillaste delante de Jehová, yo también te he oído dice Jehová” Josías fue un joven rey escuchó la palabra de Dios y al entender cuán lejos estaba el pueblo de Dios su corazón se quebró, en ese quiebre de su corazón se humilló delante de Dios y por causa de esa humildad Dios detuvo un juicio que estaba a punto de caer sobre toda aquella nación, una sola actitud de humildad cambió el destino de toda una generación.
Todo esto me deja sin palabras, ustedes saben que tengo un corazón para las futuras generaciones, quiero que mires esa palabra tan especial que se encuentra en este texto enterneció; significa tener un corazón blando, un corazón sensible, un corazón maleable, no un corazón rígido, inquebrantable y muchas veces se nos quiere predicar para que las mujeres sean así como unos muros de contención, cuando en realidad una de las mayores señales de madurez espiritual que tú puedes tener es un corazón blandito y un corazón sensible.
Un corazón que se mantiene blando abre camino que un corazón rígido lo único que puedes hacer es bloquearlo y tal vez últimamente tú te sientes tensa, te sientes a la defensiva, como que, si tú necesitaras demostrar consistentemente que tú eres una mujer fuerte, pero la verdadera fortaleza no está en resistirlo todo, la verdadera fortaleza está en ser moldeable en las manos de Dios.
Quiero dejarte con algo práctico para esta semana, haz pequeños actos que mantenga tu corazón blandito, no necesitas grandes gestos espirituales, solos necesitas pequeñas decisiones consiente; por ejemplo, antes de tomar una decisión importante pídele una opinión a alguien, agradece en voz alta cuando alguien te ayude y si tú respondes de una forma impulsiva a algo y de repente te diste cuenta y dijiste ay Dios mío no le respondí bien, mira para tras y dile a la persona; discúlpame, tú puedes tener razón, quizás me apresure, eso no te debilita eso en realidad te entrena.
Cada vez que tú bajas la guardia, tú subes tu apertura y cuando tu corazón está abierto, vez oportunidad que ni siquiera notabas. La humildad no inventa puertas nuevas, la humildad te enseña a ver las puertas que siempre estuvieron ahí delante de ti.
Hay un versículo muy poco conocido, pero a mí me encanta se encuentra en Sofonías 2:3 “Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusiste las obras a su juicio, buscad justicia, buscad mansedumbre, quizás seres guardados en el día del enojo de Jehová” Dios no te promete aplausos, Dios te promete cobertura, Dios te promete protección y esa palabra mansedumbre en hebreo significa humildad, no como debilidad, sino como una fuerza, pero dócil.
La humildad no te quita firmeza, te enseña a canalizar tu fuerza con dirección divina, esto que te voy a decir ahora es oro; la palabra honra en hebreo es la palabra kabod y esa palabra significa peso, no habla de fama, no habla de halagos, la gente le encanta el halago y le encanta la fama, habla de sustancia, habla de autoridad espiritual y habla de algo que tiene valor eterno, esa honra ese peso de gloria solo puede descansar sobre que saben inclinarse delante del señor.
La honra de Dios cae mejor sobre los hombros entrenados, que están entrenados a bajar la cabeza, así que, si tú deseas una honra que perdure, si tú deseas una bendición que no se te escape, entonces recuerda este ritmo divino, primero la humildad, luego la honra, primero bajamos luego subimos, esa es la música del reino y cuando aprendes moverte con ese compás tu vida empieza a fluir al ritmo del cielo.
Hoy quiero hablarte de esas señales de que la llave está en tu mano, esa llave de la humildad ya tú la tienes, por eso yo quiero llevarte a ese terreno donde todo esto que te he compartido en el día de hoy se vuelve real, por qué, porque todo lo que tú has escuchado hasta aquí es revelación, peor si tú no lo aplicas no se convierte en transformación, quiero mostrarte tres señales claves de que la llave de la humildad ya está en tus manos y quiero que la escuches como si fueran un espejo que quizás no está tan lejos de esa puerta que tu tanto quieres.
1. Cuando te escuchas justificando tu tono ese momento en el que piensas no fue tan grave lo que yo dije, pero dentro de ti sabes que lo que dijiste fue grave, la próxima vez prueba diciendo, miren déjenme tratar de decir esto de nuevo, pero de una manera diferente, hazlo, aunque te cueste todo por dentro y observa como la conversación con esa persona se va a abrir. La humildad abre espacio donde la rigidez solamente provoca choques.
2. Cuando te descubres demasiada acelerada por dentro ese corazón no puedes dormir, la mente va más rápido que el corazón y tus respuestas salen como si fueran flechas, tú tienes que aprender hacer una pausa, respira tres veces antes de contestar, no es para rendirte, es para conserva ese acceso, la calma no te quita poder, la calma te da precisión, cuando tú aprendes a bajar la intensidad puedes oír lo que el espíritu te quiere decir y créeme a veces una pausa vale más que mil palabras.
3. Cuando logras algo importante sientes el impulso de quedarte con todo el crédito, en ese mismo momento escribe dos nombres por lo menos búscate dos personas quien tú vas a honrar públicamente por haberte acompañado, enseñado, sostenido y hazlo consistente e intencionalmente, porque cuando tú compartes la honra tu corazón se mantiene blando y cuando un corazón blando sigue siendo un corazón que se promueve el ego siempre quiere quedarse con todo, pero el corazón humilde siempre deja una porción para otras personas.
Aquí viene una verdad, si tú has estado buscando puertas, pero el tema no son las puertas, el tema aquí es tu corazón, las personas que están buscando la puerta y dice; señor donde está la puerta, señor ábreme una puerta y las puertas están ahí, no la puedes ver porque el orgullo de tu corazón no te lo permite.
El orgullo endurece la humildad afina, el orgullo empuja la humildad toca y espera y ahí está la diferencia entre una vida de esfuerzo y una vida de dirección divina, tu destino no se destapa con más fuerza, sino con más docilidad delante del señor y esa docilidad no te hace débil te vuelve más efectiva te alinea con el tiempo correcto con las personas correctas y con las oportunidades correctas.
Quiero invitarte hacer algo sencillo, cierra tus ojos y mientras respiras profundo repite esta oración conmigo; Señor hoy yo bajo mis barbillas te pido señor que endulces mi razonamiento como el de Abigail, quita de mí la rigidez de Ocias, quita eso de mi corazón, dame el peso de tu honra eso que solo descansa sobre los hombros de los humildes.
Cuando llegue la próxima puerta no la empujes con fuerzas, no discutas con la puerta, solo toca con calma, gira la llave que ya te dio el cielo y entra por ahí, porque cuando una mujer elige la humildad Dios mismo le abre las puertas que más nadie puede mover.
La verdadera llave que abre tus puertas no está afuera, está adentro de ti, se llama humildad, no la humildad que se esconde o que se encoge, sino la humildad que camina erguida con el corazón rendido ante Dios, esa que no necesita demostrar nada, pero que sabe quién la sostiene.
Hoy te quiero dejar con algo bien simple, peor que puede cambiar tu atmósfera por completo, cada vez que sientas la necesidad de defenderte, de justificar, de ganar, haz una pausa y di en silencio; señor muéstrame el camino más humilde con el que yo pueda abrir esta puerta, en una sola oración te alineas y te da acceso a lugares que la fuerza nunca te va a permitir entrar.
Quiero que empieces a vivir desde ahí, desde esa calma que no compite, desde esa sabiduría que no grita, desde esa certeza de que si te humillas ante Dios, él te va a levantar en el momento exacto.
Si este episodio te recordó algo te confrontó o te trajo paz déjame saberlo aquí en los comentarios, me encantan leerlas y siempre paso por ahí en contexto, además quiero pedirte que le des like a este video y que lo compartas con alguna amiga que lo necesite y tú sabes quién necesite escuchar esto.
Escúchame bien, maten tu corazón blando, tu voz puede ser firme, pero tu corazón blando y tu mirada siempre están puestas en el cielo, porque cuando caminas con humildad, Dios se encarga de abrir todas las puertas correctas.
Por último, me gustaría agradecer a todas esas mujeres, que decidieron invertir un par de minutos de su vida leyendo.
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