La Semilla que Da Fruto

10 Feb La Semilla que Da Fruto

Todos deseamos crecer en alguna área de nuestra vida, alcanzar un nuevo nivel, tener más sabiduría.  Ahora bien, dice la Palabra que el crecimiento lo da Dios.  (1 Corintios 3:6-7)  Toda semilla tiene dentro de sí crecimiento, y es a Dios a quien corresponde trabajar con ese crecimiento.  ¿Qué podemos hacer nosotros?  Trabajar con las partes del ambiente que afectan o motivan el crecimiento.  En Marcos 4:26-27, Jesús lo dice de la siguiente manera: 

“²⁶ Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; ²⁷ y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla brota y crece sin que él sepa cómo.” 

Cuando tú quieres mayor crecimiento en tu vida, tú no tienes que trabajar con el crecimiento, porque el crecimiento lo da Dios.  Puedes sembrar y echarle agua a una semilla sembrada, pero no puedes hacerla crecer; tú no trabajas con el crecimiento, sino con los elementos internos y externos que pueden afectar el crecimiento. 

Condiciones tanto internas como externas pueden convertirse en resistencias que detengan nuestro crecimiento personal.  En la parábola del sembrador, las aves se llevaron la semilla; ni siquiera le permitieron llegar a la tierra, por lo que no le permitieron crecer.  Las aves representan todo aquello que se lleva nuestro potencial; porque, cuando las aves se llevaron las semillas, no les quitaron el crecimiento; el crecimiento sigue dentro de la semilla, lo que hicieron fue remover aquellas semillas del ambiente ideal para que se dé crecimiento, por lo cual, lo que le quitaron fue el potencial de crecimiento. 

Esta parábola la encontramos en tres de los evangelios.  En Mateo 13, termina diciendo: El que tiene oídos para oír, oiga.  En Marcos 4:24, dice: Mirad lo que oís, porque con la medida con que medís, os será medido, y aun se os añadirá a vosotros lo que oís.    En Lucas 8:18, dice: Mirad, pues, cómo oís; porque a todo el que tiene, se le dará; y a todo el que no tiene, aun lo que piensa tener se le quitará.  Tenemos que procurar oír, y estar pendientes de qué oímos y cómo lo oímos.  Pero, ¿por qué es importante oír en esta parábola del sembrador? 

En Mateo 13:18-23, Cristo explicó esta parábola a sus discípulos; y comenzó, diciendo: “¹⁹ Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.”  (Mateo 13:19)  En la parábola, el malo está representado por las aves, que arrebataron aquella semilla de donde fue sembrada.  Y Jesús continuó, diciendo:

“²⁰ Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; ²¹ pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.”  Mateo 13:20-21 

Hay gente que es de corta duración; salen de la iglesia entusiasmados, pero unos días más tarde están deprimidos.  La aflicción o la persecución les son causa de tropiezo. 

“²² El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. ²³ Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.”  Mateo 13:22-23 

Cuando hablamos de los principios que el Señor nos quiere revelar a través de esta parábola, pensamos que la semilla quizás es dinero, que es una acción que sembramos en la vida de una persona; pero lo más importante que tenemos que entender de esta parábola es que la semilla no es dinero, no es una acción; la semilla es la Palabra.  Por eso es importante que velemos lo que escuchamos, que nos aseguremos de escuchar Palabra de Dios, porque lo que escuchas es lo que se te añade; y tú necesitas añadir revelación de la Palabra de Dios a tu vida, para que esta dé el fruto que Dios tiene para ti. 

Cuando ofrendamos, le llamamos sembrar una semilla, pero la diferencia está en la revelación de la Palabra con la cual tú la siembras.  Si no hay Palabra atada a esa ofrenda, si no hay semilla pegada a esa ofrenda, lo único que estás haciendo es poniendo dinero en un canasto; lo que lo convierte en una verdadera semilla, es que hay una Palabra, una revelación, que está pegada de esa ofrenda, que es lo que procura que dé fruto. 

Lo que produce fruto es la Palabra que ha sido sembrada en tu corazón, que está pegada de tu semilla; es la revelación que has entendido la que te da la garantía de que Dios abrirá las ventanas de los cielos, y se derramará bendición sobre tu vida, hasta que sobre y abunde.  Es por esto que siempre tenemos que sembrar por revelación. 

La verdadera semilla es la revelación sembrada en ti, a través de la Palabra que recibes a diario; lo que tú estás recibiendo es la semilla de la parábola del sembrador.  Cuando siembres tu semilla, que sea por revelación de la Palabra de Dios para que dé fruto, conforme a su Palabra. 

Mensaje Especial predicado por Pastora Omayra Font Jueves 18 de Septiembre 2008

Código del Programa: OF09182008JPM A