Poder con Propósito

06 Feb Poder con Propósito

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“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo.”  Hechos 1:8-12 

Durante el tiempo que Jesús estuvo en la tierra, preparó a sus discípulos para que ellos pudieran continuar con la visión con la que el Padre lo había enviado.  Muchas veces, no podemos entender que Jesús vino a esta tierra, entre muchas cosas, para ser un modelo de cómo vivir con la presencia de Dios en nuestra vida, y continuar con su legado.  Jesús deseaba que sus discípulos tuvieran la experiencia del Espíritu Santo para que ellos tuvieran seguridad, y estuvieran equipados para cumplir con la misión que el Señor les había dado.  Cada uno de ellos fue bautizado en el Espíritu Santo, y la idea que Jesús tenía era que ellos tuvieran una experiencia similar a la que él había tenido, para que, cuando fueran bautizados, en ellos pudiera haber seguridad de victoria, y de que Dios estaba presente en sus vidas como lo había estado el Maestro.  El poder que ellos iban a recibir tenía propósito.  Uno de los propósitos era que pudieran ser testigos.  

Aquellos ángeles les hicieron saber a los discípulos lo importante de que ellos dejaran de mirar al cielo y fueran al lugar a donde Dios los había mandado.  Cuando está sucediendo algo en el lugar donde estamos, esto capta nuestra atención; por ejemplo, cuando un niño ve algo por primera vez en su vida, sus ojos se quedan atentos y fijos en lo que están apreciando.  Justo eso es lo que había pasado con los discípulos.  Además, estaban sobrecogidos con la misión que Jesús les había dado; debe haberles tomado unos minutos entender lo que estaba ocurriendo.  Estaban tratando de asimilar que Jesús ya no iba a estar con ellos; y, ¿qué sucedería la próxima vez que hubiese que sanar a un enfermo?  El quedarse embelesado es una actitud emocional y espiritual que muchos pasamos cuando ocurren ciertos eventos en la vida que los dejan mirando al aire sin saber qué hacer.  Puede que también las cosas muy buenas nos dejen en este estado, sorprendidos por lo grandiosa que ha sido una bendición.  Muchas veces, tiene que venir un ángel a llamar nuestra atención, y dejarnos saber que llegó el momento de movernos.  Por más grande o impresionante que haya sido aquel momento, el tiempo de estar embelesado se había acabado, y Dios tenía dos ángeles allí que les dejara saber a los discípulos que tenían que moverse.  Tenemos que darle gracias a Dios por los mensajeros que él envía a nuestras vidas; seguramente alguien te ha dado una palabra o un mensaje en el momento justo en que lo necesitabas.  Dios te dice que ha llegado el tiempo de moverte, de echar hacia delante, y poner tus manos en el arado.  Es tiempo de que hagas todo lo que Dios te ha mandado, y entiende en esta hora que, si Dios va a hacer algo delante de ti, es que tu espíritu se despierte para que puedas salir de estar maravillado y puedas moverte.  

“…vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado.”  Lucas 24:1-6 

Las mujeres llegan hasta allí con la mejor intención, pero la piedra había sido removida.  Estaban listas para hacer lo que habían dispuesto en su corazón, pero Dios les cambió los planes.  Cuando encontraron que no podrían hacer lo que planificaron, porque ya no había cuerpo allí, se quedaron perplejas, ya no sabían lo que tenían que hacer.  Entonces, Dios también les envió dos ángeles que les dieron instrucciones.  En esos momentos en que hemos tenido expectativas de la vida, o hemos ido a lugares a buscar cosas, y hemos tocado puertas con la confianza de que Dios va con nosotros, pero no sucede lo que estamos esperando, y nos quedamos con la boca abierta y sin planes, Dios envía ángeles a tu vida para sacarte de la inercia espiritual.  Tú has llegado a lugares, y te has encontrado con tumbas vacías, y desde ese momento no has hecho absolutamente nada.  Hay gente que tienen planes, negocios, matrimonios, y vidas incompletas, porque llegó un momento en que se encontraron de frente con una tumba vacía, y ya no supieron qué más hacer.  Lo que hacen es que se quedan embelesados, llorando, lamentándose, pero tienes que entender hoy que Dios ha enviado a alguien para decirte que despiertes, que se acabó el tiempo de inercia, y que llegó el tiempo de abrir tus ojos y moverte hacia delante.  

No busques más entre los muertos al que vive.  Dios te ha dado poder, pero te lo ha dado con misión, y hay algo que él está esperando que tú hagas.  

Mensaje transmitido por Televisión y Radio el Lunes, 6 de Febrero de 2017

Código del Programa: RP-04A