22 Aug Para lo que realmente estas hecha
¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas son sumamente exitosas y otras no? La verdad es que esto guarda una especial relación con las creencias limitantes. No es un secreto que la vida es un constante ensayo y error, pero el problema realmente radica en quedarnos estancados en la equivocación y no en el aprendizaje.
Las creencias limitantes pueden silenciar tu capacidad de éxito. Dios nos creó para ser libres, exitosos y abundantes. ¿O acaso has visto algo creado por Dios que no cumpla con estos tres puntos?
Dios quiere que confíes en ti y en tu capacidad para ser próspera, saludable, amada y que te transformes para tener una conexión más profunda con Él. Es necesario ver la vida con lentes de esperanza y éxito, y no con desánimo y frustración. Debemos tener especial cuidado con aquello que nos decimos, porque el cerebro no tiene sentido del humor; él toma todo lo que dices como una certeza.
Si entras a un cuarto oscuro y no enciendes la luz, ¿cómo vas a ver lo que hay adentro? Es imposible. Quizás puedas entrar y moverte un poco, pero hasta que no enciendas la luz, no podrás ver todo lo que la habitación tiene para ti. Lo mismo pasa contigo: hasta que no enciendas tus propias luces, no podrás ver todo tu potencial.
Quiero invitarte a encender tus luces, a verte desde adentro como el maravilloso tesoro del cielo que eres. Dios nos creó a su imagen y semejanza; una parte de Él vive en nosotros. Somos seres dotados de un potencial divino. ¿Qué esperas para sacarle todo el jugo a eso?
Dios te da todos los días la oportunidad de aprovechar la vida. El sol sale cada día para ti, la luna te arropa cada noche, tienes 24 horas para descansar, comer, trabajar, dormir y disfrutar. Imagínate pasar esas valiosas horas regaladas por Dios, en pensamientos limitantes que no te dejan ver la divinidad del Padre actuando en tu vida.
Es difícil cambiar creencias arraigadas, pero si no lo intentas, será más difícil aún. Te invito a sentarte y escribir cuáles son los pensamientos que están moldeando tu vida, qué te estás diciendo, y qué estás tomando como una verdad absoluta.
Comienza a hacer las paces contigo misma, conéctate con tu amor propio y con aquello que mereces. Mírate al espejo y observa a Dios actuando en tu vida. Agradece tu existencia, pues es maravilloso que estés aquí. Tu vida es bendecida.
Quiero que puedas ver en ti para qué realmente estás hecha, que veas todo aquello que hace que Dios quiere que brille en ti, y que enciendas la gracia de Su amor en tu vida. Nadie más puede hacerlo por ti.
Te invito a colocar un filtro entre tu cerebro, tu boca y tus oídos. Vigila muy bien todo lo que te dices y escuchas. A veces, simplemente decimos cosas y las escuchamos sin cuestionarnos realmente qué está entrando en nuestra mente o qué está saliendo de ella. No temas enfrentar tus pensamientos limitantes con un: “basta, yo merezco cosas buenas y eso es lo que me voy a decir de ahora en adelante”.
El éxito vive en ti en cada área de tu existencia. Es momento de que enciendas el despertador y te actives. Mereces relaciones amables, duraderas y fructíferas, amigos leales, amor puro en todas sus presentaciones, prosperidad financiera, salud perfecta y sobre todo, mereces el amor de Dios en tu vida.
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¡Bendecida sea tu vida!
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