El verdadero significado de la resiliencia

El verdadero significado de la resiliencia

La palabra resiliencia hace referencia a un concepto del que mucho se ha hablado en los últimos tiempos. Sin embargo, a pesar de emplearla en su vocabulario con frecuencia, son muchas las personas que desconocen la profundidad de este término. Derivada del latín “resiliens”, en su etimología, resiliencia hace alusión a “saltar hacia atrás”, “rebotar” o “replegarse”. Lo que quiere decir que si incorporamos este valor en nuestra vida seremos capaces de reinventarnos, a pesar de encontrarnos en una realidad distinta.

¿Para ti qué es ser resiliente?

Ser resiliente es poder adaptarse a las circunstancias y solventar las situaciones que se presenten en el momento, sin quedarse estancado en los problemas, sino más bien buscando las soluciones al respecto. 

No solo se trata de amoldarse a comer algo que no nos guste, a escuchar una música que no es nuestra preferida o a cancelar algún plan porque no se dan las condiciones para ello. Es algo mucho más profundo. Se trata de que, a veces hay asuntos verdaderamente desafortunados, como la pérdida de un ser querido, el fracaso de algún proyecto, los problemas familiares y hasta los accidentes que pueden cambiar nuestro entorno por completo. 

La vida muchas veces nos sorprende con cosas que ni en nuestros peores escenarios vimos venir. Pero, si somos resilientes podemos reponernos ante la adversidad y seguir adelante. 

¿Qué tiene que ver la Bíblia con la resiliencia?

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. Santiago 1:2-4 

Muchos versículos de la Biblia nos llaman a ser resilientes y a perseverar en las pruebas más difíciles del camino. En varios libros se hace alusión a la necesidad del hombre de adaptarse, reponerse y no dejarse vencer ante la adversidad. 

De la misma manera, se toca el tema de la paciencia, que va ligada a este concepto, debido a que si sabemos esperar que Dios tome el control de las cosas, podremos mantener una actitud positiva y sobria. Él quiere que nos mantengamos confiados en que lo que está ocurriendo es necesario, y que veamos cada situación como una oportunidad de crecimiento de nuestro carácter. 

Al poner en práctica el valor resiliente, podemos contemplar la acción de Dios. Ello al saber que Él es capaz de restaurar cualquier cosa que represente una limitación y de llevarnos por el camino a la victoria eterna. Conoces Su Gloria por medio de este concepto en el que confiamos ciegamente, y decretamos que ha sido puesto en nosotros lo necesario como para salir adelante y avanzar en el propósito divino de nuestras vidas. 

3 consejos para ser resilientes: 

1. Afronta la realidad que está ante tus ojos

Si te niegas a aceptar lo que está ocurriendo en tu vida solo estarás retrasando las acciones que te llevarán a resolverlos. No tengas miedo de hacer frente a la situación y recuerda que Cristo siempre está a nuestro lado. En las tragedias más fuertes o complicadas, Él no te abandona. Llénate de valor y ponte firme ante la situación, para que puedas evaluar tus posibilidades y tomar la mejor decisión. Tú eres capaz de enrumbar tu vida con sabiduría y bondad. 

2. Busca el lado positivo

Todo, por más desafortunado que parezca, tiene un lado positivo. No siempre es fácil de ver, pero mi experiencia me ha hecho entender que siempre está. Algún aprendizaje vas a sacar de lo que está ocurriendo o tendrás la posibilidad de ayudar a alguien por medio de tu posición. Sé optimista y aleja todos los pensamientos negativos que pueden venir a tu cabeza. Piensa en soluciones, no en más problemas. 

3. Cuida tu entorno

Además de cuidar de ti y procurar mantenerte con energía positiva, debes cuidar lo que te rodea. Hay personas que con o sin intención, suelen ver el lado malo de todo. Las quejas, los dramas y los comportamientos soberbios solo nos conducirán al camino del desánimo. Deja de pensar que todo saldrá mal y aleja de ti cualquier fuente de pensamientos intrusivos o negativos. Rodéate del bien, de la fe y del verdadero espíritu cristiano. 

Enséñale a tu entorno que tu confías en tu Dios que nunca te ha defraudado y que así como permitió esta situación en tu vida, te acompaña para que la transites con sabiduría y logres salir fortalecida. No te distraigas del verdadero propósito. 

Si quieres aprender más sobre cómo manejar los cambios de la vida, te invito a escuchar el más reciente episodio de Mujer, Podcast, titulado: “No me tenía que pasar, pero me sucedió”, 10 lecciones para manejar las sorpresas que nos da la vida.

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