18 Oct Identifica la raíz de tus miedos para que puedas vencerlos
Desde niñas, empezamos a escuchar la palabra miedo. Sin entender incluso qué es lo que representa y de qué manera será capaz de influir en nuestra adultez. Solemos incluir miedo en nuestro vocabulario. Es tanta la ligereza con la que usamos este término, que es importante reflexionar sobre su poder.
El miedo es eso que te inunda cuando sientes que algo puede llegar a causarte algún daño, sea real o imaginario. También representa la aprehensión que llena a un individuo cuando entiende que algo puede no salir como se espera.
La inseguridad es lo que desencadena el miedo. El peligro, lo desconocido, las amenazas y, hasta el futuro, puede ser un causal de temor. No todas le tenemos miedo a las mismas cosas, pero lo que sí es cierto es que todas nos vemos limitadas de la misma manera por la acción del miedo.
¿Qué dice la Biblia sobre el miedo?
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmo 23:4
Los discípulos, al verlo caminar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, llenos de miedo por lo que veían. Pero Él habló en seguida con ellos y les dijo: «¡cálmense! Soy yo. No tengan miedo». Marcos 6:49-50
Son muchos los pasajes bíblicos que se refieren al miedo y en los que Dios nos llama a evitarlo. Él se muestra como una especie de antídoto ante todo aquello que nos pueda causar algún tipo de temor.
La Palabra de Dios nos dice que no debemos temer, porque tenemos de nuestro lado al mayor protector. Él cuida nuestros pasos y nos guía sabiamente por medio de Su Gracia. Nos llama a serle fiel para preservar nuestras vidas de todo aquello que pueda alejarnos del camino correcto, orientado a Su propósito divino.
¿De dónde vienen tus miedos?
Si los miedos se producen a partir de las inseguridades generadas por situaciones que hemos vivido, debemos estar conscientes de que estamos a salvo en las manos de Dios. Sé que es más fácil decirlo que sentirlo, pero recuerda todas las batallas que Él ya libró por ti, y todos aquellos momentos en los que ha sido benevolente contigo y con tus afectos.
Reposa en la tranquilidad de Su presencia, porque mientras te mantengas en el camino y tengas las Escrituras como una guía para agradar a Dios, podrás vivir en libertad, paz y alegría genuina.
A veces nos dejamos llevar por placeres momentáneos y perdemos el enfoque en lo que es realmente importante. Con el tiempo, esas malas decisiones se transforman en inquietudes, estrés e inconformidad. Cuando experimentes la verdadera felicidad, esa que se vive en Cristo, podrás disfrutar de Su Gracia y no querrás volver a apartarte de Él.
Cuando sientas miedo, ora. El Padre te va a escuchar y te mostrará el sendero que te devolverá a Sus brazos, donde siempre te sentirás segura. Hazle frente a todo aquello que te cause inquietud y recuerda que no hay reto que le sea grande a Dios.
Pon todas tus angustias en Sus manos y Él las convertirá en soluciones, tranquilidad y sosiego. Tú eres hija de Dios y estás cubierta con Su sangre preciosa, que es sinónimo de resguardo, vida y perdón.
No hay nada más poderoso que Él, ni siquiera esos miedos que vienen a ti. Con la sola presencia de Jesús en tu mente y corazón, no habrá nada que pueda inquietarte. Él es más fuerte que cualquiera en la Tierra, en los cielos y en la eternidad.
Qué dicha que hayas llegado al final de esta lectura que preparé con tanto cariño para ti. Infinitas gracias por leerme y espero que sea de mucho provecho para tu crecimiento espiritual, personal y profesional.
Te recuerdo que ya puedes disfrutar del episodio 234 de Mujer, Podcast, titulado: “No me tenía que pasar, pero me sucedió: 10 lecciones para manejar las sorpresas que nos da la vida”.
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