21 Jan ¡Sé firme con tus emociones!
Hay algunas emociones que si no te cuidas de ellas, pueden hacerte tropezar en tu caminar hacia el destino que Dios tiene para tu vida.
Como dice el versículo de Job 18 diez: “Su cuerda está escondida en la tierra y una trampa le aguarda en la senda”. Las emociones son esas cuerdas que están en tu camino, en tu vida, que si no tienes el control de ellas y le prestas atención, pueden convertirse en cuerdas que te pueden hacer tropezar. De hecho, las emociones pueden a veces ser un poco tramposas. Pero no todo es negativo acerca de las emociones, en muchas ocasiones las emociones son útiles. Las emociones son las que te permiten disfrutar de la vida, tener experiencias, que en tu cuerpo sean referentes a lo que estás viviendo y lo que ocurre a tu alrededor. Las emociones te permiten expresar hacia fuera lo que estás sintiendo dentro de ti. Pero como todo en la vida, las emociones deben tener un límite y existen algunas emociones que deben ser controladas con más cuidado que otras y que pueden nublar tu vista y disuadir tu mente de lo que realmente está pasando. Por eso hoy quiero hablarte de estas tres emociones que si no te cuidas, pueden nublar tu camino y ser tropiezo para tus pies. Pero primero quiero conectar contigo y que me acompañes en mi próximo Webinar. Es un seminario virtual y es totalmente gratis para que puedan participar mujeres del mundo entero. Mensualmente toco un tema diferente para bendecir y equipar a mujeres como tú que anhelan crecer y ser su mejor versión día a día en todo lo que hacen y en todo lo que emprenden.
Si bien es cierto que hay momentos que ameritan estar triste, una enfermedad dolorosa, la pérdida de un ser querido o cualquier situación que mira puede golpear nuestro estado de ánimo. Pero la realidad es que, como dice Eclesiastés capítulo tres, hay un tiempo para reír y un tiempo para llorar. Y en el caso de la tristeza, es importante que tengas presente que hay un tiempo para ella también. Pero si le das mucho tiempo, se puede convertir en algo nocivo para ti. Los cambios drásticos en algunas ocasiones pueden producir tristeza y como te dije anteriormente, estos cambios pueden deberse a una situación de pérdida de alguien cercano a tu vida o simplemente algo que te tomó así, inesperada. Quiero que sepas algo, la tristeza en sí no es mala. Lo malo es cuando te dejas llevar por ella de manera descontrolada.
En muchas ocasiones, cuando la Biblia hace referencia a la tristeza, la menciona en conjunto con la alegría. Esto es como si Dios estuviera diciendo “Está bien que estés triste, pero ten pendiente que esa tristeza tiene que tener un día final y que lo que quiero para ti es alegría”. Dice el Salmo 30:5; “por la noche durará el lloro, y en la mañana vendrá la alegría.” No permitas que la tristeza nuble tu corazón. Recuerda que por más oscuro que pueda estar el cielo, todas las nubes son pasajeras y el sol siempre va a salir. La siguiente emoción de la cual debes cuidarte es la frustración. Esta emoción surge cuando quieres algo con todas tus fuerzas, con todo tu corazón, pero no lo logras obtener o algo no sale como tú esperas.
No quiero sonar pesimista, las que me conocen y me siguen saben que yo soy todo lo contrario, soy una persona sumamente optimista. Y siempre trato de estar alegre y alegrarle la vida a todo el mundo. Pero la realidad es que las cosas no siempre salen como uno las planifica. A veces la vida puede presentar desilusiones, pero tienes que tener cuidado que ninguna de ellas te robe la paz. Jesús dijo en Juan capítulo 16, el verso 33: “Estas cosas os he hablado, para que en mí tengáis paz, en el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo”. Dios no te promete un camino llano y pavimentado de lujo. Jesús advirtió que experimentaras cosas en tú vida, que no todas son, que tu vas a querer, pero también te dice que no te frustres. Que confíes. Porque aunque hay algunas cosas que pueden estar fuera de lugar, no todo está perdido y que Él venció todo. Y para finalizar, la última emoción de la que te debes cuidar es el rencor.
El rencor es cuando sientes que alguien hace algo en contra tuyo y no buscas arreglar esa situación con esa persona, sino que guardas esos sentimientos negativos en lo profundo de tu corazón. El rencor es como un metal que presenta corrosión. La constante humedad y las lluvias hacen que ese metal comience a pudrirse o descomponerse. A veces puede presentarse como un pequeño punto de corrosión, algo pequeño que tal vez ni se vea a simple vista, pero que si no lo tratas y no lo cuidas, comienza a expandirse por toda esa pieza de metal hasta que se vuelve inservible. Lo mismo pasa en tu vida cuando tienes rencor hacia alguien. Puede comenzar por algo pequeño, una discusión, una diferencia de opinión, un error de alguien, pero tal vez tú sientes que te afecta en sobremanera. Y lo peligroso de esto es que al igual que el metal, tú puedes considerarte muy fuerte y resistente, pero si no tratas el rencor en tu corazón, puedes comenzar a desbordarse a otras áreas y se convierte en esa corrosión que llega a descomponer las piezas de tu vida y te hace hasta romperte.
Toma en cuenta estos consejos y sigue caminando. Avanza. No te quedes donde estás. La vida es un continuo presente, no un pasado constante. No permitas que una emoción te robe la bendición de estar viva hoy, de crecer, de avanzar. No hay emoción tan fuerte o tan profunda que amerite quedarse en tu vida para siempre. Sobre todo si esa emoción no viene de Dios. Busca alejar eso de tu vida, o más bien, aléjate de aquellas cosas o situaciones o personas que te generan esas emociones que no aportan nada. Si te quedas donde estás tú misma eres quien está alargando una emoción que desde el principio tenía una fecha de expiración. Ponte como propósito quedarte solo cerca de aquellas cosas que realmente te suman, no las que te restan. Recuerda, todas las emociones son parte de la vida, todas son importantes, pero hay algunas que pertenecen solo a un espacio de tiempo y un tiempo en específico y es responsabilidad tuya ponerlas en alto, tirarlas al suelo y avanzar por la senda que tienes delante de ti. Hay un momento para todo, pero el gozo, la paz y el amor de Dios son para siempre.
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