07 Nov El discurso positivo como herramienta de crecimiento
Qué hermoso es hablar desde el amor. Qué desgastante es hablar desde la queja. Comienzo este escrito de esta forma tan contundente, entendiendo que todas estamos conscientes de que se puede decir lo mismo desde un lugar y desde el otro. Es posible que a María le esté pasando exactamente lo mismo que a Carmen, y que sus reacciones o respuestas con respecto a ello, sean totalmente distintas. Es una realidad, y pasa mucho más de lo que nos imaginamos.
Quiero ser clara en algo. Estoy consciente de que todas somos diferentes y albergamos en nuestros corazones personalidades, objetivos y temperamentos distintos. Eso es innegable y además, positivo. No imagino un mundo en el que todas somos, pensamos y hablamos de la misma manera.
Sin embargo, hay que rescatar que como hijas de Dios, nuestro discurso debe ser positivo. En pro del crecimiento, el aprendizaje, el avance, la sabiduría y la bendición. No podemos predicar la Palabra de Dios al mismo tiempo en que renegamos de lo que nos ocurre, nos quejamos de cada aspecto de nuestra vida y llenamos de expresiones dramáticas cualquier circunstancia por la que atravesamos.
Te entiendo si en algún momento has estado en ese lugar, pero te aseguro que hay una forma más plena, hermosa y fiel de hacer frente a la vida. Utiliza tus palabras para mejorarte a ti, y enriquecer las circunstancias. Si todavía no sabes cómo hacerlo, hoy te daré una guía básica para comenzar a utilizar el discurso positivo como herramienta de crecimiento.
¿Cómo usar el discurso positivo como una herramienta de crecimiento?
Autenticidad
Ante cualquier tipo de discursos se valora la honestidad y también la autenticidad. Cuando vayas a contar una historia, por sencilla que sea, fíjate en si lo que estás diciendo y el mensaje que estás transmitiendo te define como persona.
Las personas se dan cuenta cuando decimos la verdad y lo agradecen. La mentira, además de ser rechazada por el hombre, es mal vista por Dios. Sé un vivo ejemplo de la verdad de Dios por medio de tu propio testimonio. No calumnies, ni intentes vanagloriarte con obras ajenas, sé real. Ser tú misma y seguir la Palabra de Dios, es suficiente para Él. No necesitas más rebuscamientos ni falsas apariencias.
Experiencia personal
No necesitas ir más allá de tu propia vida para enriquecer tu palabra. Todo lo que has vivido, bueno y malo, puede ayudarte a crear un discurso de crecimiento. Todas hemos tenido que superar momentos difíciles, resolver problemas, entender que hay que soltar las cosas que no podemos cambiar.
Todo suma en aprendizaje y debes anclarte en tus propias experiencias para demostrar que en la vida hay momentos retadores, pero que con la ayuda de Dios, todo se puede superar.
Esperanza
Este punto, vinculado con los anteriores, es fundamental para crear un discurso positivo y orientado al crecimiento. Sabemos que hay cosas que están mal en el mundo y que todas circunstancialmente hemos estado en situaciones complicadas, pero no podemos tener un discurso lleno de tristeza, desánimo, miedo o pesimismo.
Con nuestras palabras podemos repartir la esperanza de un futuro mejor, más amable y alineado con nuestros propósitos. Cuando llenamos el corazón de los demás de esperanza, nos llenamos nosotras mismas de amor.
Llamado a la acción
Debemos hablar con positivismo, amor y bondad, pero no todo se puede quedar en palabras bonitas. Es necesario que a través de nuestro discurso, motivemos a la acción adecuada de cada uno de los puntos tratados.
Es fundamental que además de entender lo que está fallando y hacerlo ver a nuestros hermanos en Cristo, podamos ser capaces de motivarlos a cambiar. Rectificar es tan o más importante que reflexionar.
Con tus palabras, muestra a la comunidad lo majestuoso que es vivir en la Gracia de Dios. Incentivarlos a dejarse tocar por Su propósito divino y a convertirse en nuevas criaturas en Él.
Qué dicha verte llegar hasta el final de este artículo que con tanto cariño preparé para ti. Sé que te encantaría saber más de cómo el don de la palabra puede transformar nuestras vidas. Por eso, hoy quiero invitarte a disfrutar del episodio 237 de Mujer, Podcast, que se titula: “El poder divino de tus palabras”.
Escucharlo te hará reflexionar más al respecto y descubrir ese poder divino que le da tanto valor a lo que verbalizamos. Encuentra en esta edición de Mujer, Podcast las herramientas para usar bien tu voz y alinearla con la Palabra de Dios.
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