
23 Jun 269: Tu Boca, Tu Batalla- Cómo Usar tu Voz para Redirigir tu Destino
Yo no sé si sabías que tu voz tiene una memoria espiritual, tu voz conserva aquellas cosas en las que tú crees. Mira, yo no sé qué era lo que yo estaba haciendo una vez, yo no sé si era que estaba lavando platos, doblando ropa, todas esas cosas que hacemos las mujeres y que nos cansamos en exceso.
Yo recuerdo diciéndome a mí misma, ¡ay, de verdad que estoy, que no doy para más! ¿Y en ese instante fue como si el Espíritu Santo me pusiera frente a un espejo con una pregunta bien urgente, y de repente yo me vi delante de mí preguntándome: ¿Qué estás profetizando con tu boca sin darte cuenta? Muchas mujeres están peleando su día sin saber que su arma más poderosa no es el café y yo que nos levantamos creyendo que sin café no podemos subsistir.
Tu arma más poderosa no es tu agenda, no es que seas organizada y yo le recomiendo a ustedes todo el tiempo, tu rama más poderosa no es la paciencia, y si tú como yo tienes hijos, yo tengo cuatro hijas, sabes que la paciencia nos ayuda mucho, pero tu arma más poderosa es lo que tú dices en el momento en que tú abres los ojos en la mañana.
En este episodio voy a revelarte cómo dejar de ser un eco de tus emociones para convertirte en un arquitecto de tu atmósfera espiritual. Hoy te quiero compartir el secreto bíblico que transforma tu voz en una espada profética. Te quiero enseñar cómo utilizar tus palabras para reconfigurar tu cerebro y reescribir tu realidad y te quiero compartir 3 frases que tienes que eliminar de tu lenguaje si quieres ver fruto nuevo en tu vida.
Créeme, no, hoy no estoy aquí para motivarte, hoy estoy aquí para darte estrategias espirituales porque lo que vas a escuchar hoy tiene el poder de cambiar como tú vives como tú empiezas todo tu día, todo comienza todas tus mañanas y cómo lideras tu negocio, porque hoy te voy a enseñar cómo hablar correctamente contigo misma cuando más nadie te está escuchando.
Hoy no vienes a escuchar un mensaje, hoy vienes a recuperar tu voz, en este episodio que se titula TU BOCA, TU BATALLA, CÓMO USAR, TU VOZ PARA REDIRIGIR, TU DESTINO.
¿Conoces tú que no puedes conducir hacia la paz cuando estás hablando quejas? ¿Sabías tú que tu voz conserva aquellas cosas en las que tú crees? ¿Me creerías si te dijera que tu diálogo interno no es terapia, es formación espiritual? ¿Sabías tú que la disciplina no nace del deseo, la disciplina nace de tu lenguaje? ¿Sabías que tu voz tiene una memoria espiritual, tu voz conserva aquellas cosas en las que tú crees?
¿Te has preguntado si tienes la capacidad de responder con toda seguridad estas preguntas? Me gustaría leer tus respuestas a estas preguntas, en la caja de comentario.
Terminando con lo anterior, continuemos nuestra lectura.
Quiero compartirte acerca de ese poder olvidado que tienes en tu propia voz, yo no sabía, no sé si tú estás consciente de que tus cuerdas vocales tienen una memoria espiritual, como te expliqué al principio, así como un instrumento, un instrumento musical conserva la vibración de quien lo ha afinado.
Tu voz guarda una opción que no depende del volumen, sino que depende de la convicción con la que hablas. Sin embargo, muchas mujeres oran, pero no profetiza, ruega, pero no redirige, están esperando que el cielo les hable cuando el cielo esté esperando que ellas hablen, no para decretar caprichos, sino para alinear tu atmósfera con lo que ya fue establecido por Dios en el espíritu.
Esta es una verdad que me confrontó hace mucho tiempo, en un momento de crisis en mi vida oraba y ayunaba, lloraba, pero no hablaba desde mi autoridad hasta que una mañana el espíritu Santo me interrumpió con una frase tan clara que me hizo temblar, me dijo, no me pidas que haga lo que te di boca para declarar el espíritu Santo, me dijo, tienes una boca para declarar tienes que utilizarla y ese día entendí que hay batallas que no se ganan de rodillas, sino que se ganan de pie hablando vida con determinación.
Quiero compartirte un verso lo que dice en Jeremías 1:9-10 “Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová he aquí he puesto mis palabras en tu boca, y mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos para arrancar y para destruir y para arruinar y para edificar y para plantar”
Este pasaje no se refiere solo a un profeta del antiguo testamento. Este es un principio eterno. Cuando Dios quiere transformar una realidad, primero transforma una boca y aquí viene algo que va a cambiar el juego para TI. Tu voz no fue diseñada solo para comunicar emociones, tu voz fue urgida para establecer realidades.
Esto no es que la pastora Omayra esté dando consejos de mujer, pódcast de autoayuda con espiritualidad. No, no, no, no, no, no. La realidad es que cada vez que tú hablas, no solamente activas la audición, sino que activa tu propio sistema de reticular, ese filtro invisible que determine esto es qué horas y qué crees que es posible, dicho de otra manera, lo que declaras consistentemente con la boca tu cerebro comienza a validarlo como una verdad, aunque sea una mentira.
Y si eso ocurre con pensamientos negativos como yo les he explicado mil y una vez aquí en los episodios de mujer, porque es que le he dicho, si continúas diciendo una mentira, la vas a creer, pues que pasa que cuando dices las verdades de la palabra de Dios, tú también lo vas a creer así que tú deja de estar describiendo el caos en el que está viviendo y empieza a nombrar lo que Dios ha dicho sobre ti.
Tu voz es ese volante espiritual de tu día, tú no puedes conducir hacia la paz cuando estás hablando quejas, tu familia necesita que tú dirijas tu voz en la dirección correcta, tus hijos están escuchando, aunque tú no te des cuenta, todo lo que tú hablas tus hijos lo están escuchando y sobre todo tus células reciben señales de las palabras que estás hablando como te explique.
Cada vez que tú dices no puedo, en tu cuerpo se detona estrés, cada vez que dices si puedo en tu cuerpo se despierta propósito, muchas mujeres se sienten estancadas no por falta de oración, sino por el exceso de silencio que tiene es sus vidas, comienza desde hoy, tú no necesitas un micrófono, no necesitas público, solo necesitas recordar que tu voz no es un eco del pasado, tu voz es la herramienta que tienes para diseñar tu futuro.
Así que mañana cuando te levantes y antes de mirar al celular, vas a abrir tu boca con intención no para quejarte, sino que, para establecer, no para reportar lo que estás viendo, sino para declarar lo que quieres ver, así que pregúntate a ti misma ¿cómo cambiarias tu vida si las primeras palabras del día fueran escucharte a ti misma hablar lo correcto?
Para eso quiero enseñarte cómo transformar tu lenguaje diario en decretos divinos, porque hay frases que parecen inocentes, pero no son inocentes, son maldiciones camufladas. ¿Pastora, de qué me estás hablando? Cuando tú dices que no tengo tiempo, cuando dices, siempre me pasa lo mismo, pastora, yo soy así. ¡Ay, es que yo fui tan torpe! Esto no es para mí, cada una de esas frases. Tú crees que son frases casuales, pero son maldiciones camufladas.
Cada una de estas expresiones cotidianas están programando tu mente para una versión de ti que Dios no quiere ver y tú tampoco, lo más alarmante es que muchas de estas frases se han convertido en hábitos para ti, hábitos que estás saboteando tu avance y sin que te des cuenta te estanca, yo les he explicado en otros episodios que lo que hablas crea unos caminos mentales y esos caminos mentales ¿sabes lo que hacen? Determinan tus decisiones y aquí una revelación bíblica que lo confirma.
Eclesiastés 5:6 “No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero de Dios que fue un error. ¿Para qué hacer que Dios se enoje? Por lo que dices y destruya el trabajo de tus manos”, no sé si te puedes dar cuenta lo que dice ese texto, pero ese texto conecta tu boca con el trabajo de tus manos.
Lo que hablas puede construir, puede levantar o puedes destruir y puede deshacer, yo te lo digo así de claro, Dios puede estar abriendo puertas para ti que tu boca está cerrando, por eso hoy quiero enseñarte hacer una sustitución profética, una reeducación de tu lenguaje, y te voy a dar cinco ejemplos en vez de decirte a ti misma yo no sé cómo hacer esto, comienza a decirte Dios me va a dar sabiduría y estrategia para aprender.
En vez de decirte siempre me equivoco, comienza a decirte estoy en un proceso y Dios ya conoce mi final, en vez de decirte estoy tan cansada, es que yo no tengo fuerza, renuevo mis fuerzas en él aún en mi debilidad, su poder se perfecciona, en vez de decirte esto es imposible para, empieza a decirte todo lo puedo en Cristo que me fortalece, en vez de decirte yo no tengo tiempo empieza a decirte soy buena administradora de mi tiempo y Dios me da la sabiduría de priorizar lo que es eterno.
Esto no es un juego de palabras positivas, esto es una guerra espiritual que tú vas a ganar en voz alta, yo sé que mucha de las cosas que yo le digo aquí a ustedes son un poco crudas y les incomodan, pero ese lenguaje viejo, ese lenguaje que tú dices consistentemente por qué tienes un apego emocional a esas frases, a esas frases que te sabotean, te acostumbras tanto a describir tus limitaciones que te dan miedo declarar el futuro que Dios tiene para ti, pero ese miedo es señal de que algo está a punto de cambiar. Hay una frase que uso conmigo misma cuando estuve a punto de decir algo que no me edifica.
Yo siempre me pregunto: ¿esto me construye o me sabotea? Porque cada palabra es como un ladrillo, y tú estás edificando tu vida, y con ese ladrillo, ese ladrillo que tienes en tu mano, es esa palabra que vas a decretar o lo vas a utilizar para derribar lo que has construido o lo vas a utilizar para construir.
Así que la próxima vez que sientas ese impulso de hablar de derrota, de hablar maldición, de decir esa frase trillada, para, detente, respira, di algo que alineen tus pensamientos y tu vida en el cielo, porque, aunque tú no lo sientas aún tu voz está haciendo algo en lo invisible, si tus convicciones internas fueron grabadas y se ponen en alta voz cuando tu habla, lo que tú oyes de lo que tú hablas te acerca al plan de Dios o te hunde en la duda.
Si tú cambias en el día de hoy ese guion, esa narrativa eso que te hablas internamente créeme que puedes cambiar tu destino cuando lo llenas de verdad, cuando lo llenas de gracia, cuando lo llenas de propósito, porque es tu voz lo que moldean tu identidad, no en lo que dicen los demás, es lo que tú dices, yo te lo digo con todo el amor del mundo.
No hay palabra de tu esposo, de tus hijos, de tus padres, de tus pastores que tenga más poder en tu vida que tus propias palabras, que las palabras que tú misma te dices cuando nadie te está escuchando, me refiero a esas conversaciones silenciosas mientras te cepillas los dientes, mientras te peinas, mientras te maquillas, cuando estás sola en el carro, cando acabas de cometer un error y piensas que estúpida lo hice así otra vez, ay yo siempre daño todas las cosas.
Oye, esa voz, la tuya, es la que más daño te hace, y es la que tienes que sanar. Aquí quiero mostrarte una verdad bíblica importante: 1 Samuel 30:6 “David se angustió mucho porque el pueblo hablaba de apedrearlo, más David se fortaleció en Jehová, su Dios”
¿Sabes que es lo que no dice el verso peor que la historia completa lo confirma? Que David no recibió una palabra profética externa, ¿quién fortaleció a David? No hay ángeles en esa historia, no hay sacerdote, no hay una señal del cielo, hubo una conversación, David hablo consigo mismo, él se fortaleció en Jehová, David mismo, David se haló a sí mismo hasta encontrar su fuerza en Dios.
Esto es bien importante porque nadie va a venir a decirte lo que tú puedes hacer, yo no sé si tú me entiendes, tú me tienes aquí lunes tras lunes y tú me dices; pastora usted si me lo dice, pero óyeme, tú sabes a lo que me refiero, tú vas a tener que recordarte estas cosas a ti misma consistentemente, porque el auto diálogo cuando tú hablas contigo misma confirma que si te hablas a ti misma en segunda o tercera persona reduces la carga emocional y aumentas la capacidad de resolución.
No es lo mismo decir, estoy perdida y no puedo más, que decir hoy estoy pasando por un valle, peor voy a salir de este como he salido de todos los demás, siempre pon tus manos, tus asuntos en Dios y vas a ver qué vas a salir de esta ¿te das cuenta de la diferencia?
Tu diálogo interno no es terapia, es formación espiritual, porque lo que dices define lo que te permite vivir. Una mujer que se habla con fe camina con fe; una mujer que se repite, derrota a sí misma, arrastra los pies en la vida. Ahora que tienes que entender que a veces tú misma ha sido tu propio profeta, tú has predicho el fracaso, tú has profetizado abandono, has declarado que no puedes. La vida obedeció el libreto que tú le diste, no porque tú seas débil, sino porque olvidaste que tiene licencia profética.
Proverbios 12:14 “Cada persona cosecha lo que sus labios siembran” esto es bien sencillo dime lo que siembra con tu boca y yo te voy a decir que vas a cosechar en tus realidades, hoy quiero darte un reto, no esperes al próximo lunes, no esperes a sentirte lista en este instante, empieza desde hoy, empieza a mirarte como una convicción y declara soy el resultado de la gracia de Dios, no soy el resultado de mis errores, estoy en proceso, yo no estoy perdida, mi voz es mi aliada, no es mi enemiga.
Tienes que tener esa disciplina verbal, esa disciplina para ganar la guerra antes de empezar el día, yo te quiero decir algo que suena fuerte, pero es absolutamente cierto, no estás perdiendo la guerra espiritual porque no oras lo suficiente, estás perdiendo la guerra espiritual porque no hablas lo que debes de hablar cuando el día apenas comienza.
Algo que quiero que estés consciente y quiero transmitir a ti en este episodio es que desde la primera palabra que tú digas en tu día hasta lo último que digas antes de acostarte, sean palabras proféticas, palabras intencionales, orar es vital, leer la palabra es indispensable, pero muchas mujeres están orando de rodilla y cancelando con su propia oración con lo que dicen cuando se levantan, ay otro día más, ay que cansancio, ay yo no puedo con la rutina con las cosas que tengo que hacer en el día de hoy, que hoy me va a ir todo mal también.
Cada mañana se convierte en un campo de batalla, donde el enemigo no tiene con quien competir porque tú misma te estás rindiendo y entregando las armas, Isaías 50:4 “Jehová Señor el Jehová me dio lengua de sabio, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana en la mañana, despertará mi oído para que se oiga como los sabios”
Te das cuenta, mañana tras mañana, Dios quiere entrenar tu oído, peor también quiere entrenar tu lengua, que no basta con escuchar sabiduría, todos necesitamos sabiduría, no es solo lo que escucha tienes que empezar hablarlo y eso requiere algo que el mundo espiritual pocas mujeres practican, yo le llamo disciplina verbal, disciplina verbal no es andar con miedo hablar es hablar con propósito cada día antes que tus emociones tomen el control de ti.
Es declarar, aunque no lo sientas, es profetizar, aunque no lo veas, es decir hoy yo me voy a enfocar, es decir mi boca bendice mi casa, es decir hoy mis palabras serán semillas de victoria, todos sabemos que nuestro lenguaje configura nuestra identidad, tú no necesitas más motivación para cambiar, tú lo que necesitas repetirte a ti misma aquello que tú quieres ser, cada frase que tú repites con intensión se convierte en una instrucción para todo tu cuerpo.
La disciplina no nace del deseo, la disciplina nace de tu lenguaje, tú no cambias lo que haces por qué quieres, cambias lo que haces porque decides hacer otra cosa, ¿qué pasa cuando empiezas a declarar verdades cada mañana? Cuando las palabras de la mañana son bendiciones, pues tú sabes lo que pasa, tu atmosfera cambia, tus pensamientos cambian, tú nivel de energía cambia y lo más importante, tu fe se fortalece porque la fe no se activa con pensamientos negativos, la fe se activa con palabras cargadas de propósitos eternos.
Yo quiero que todos los días tú diseñes tu propia oración, tres frases, tres oraciones cada mañana, tres líneas que tú puedas hablar, escríbelas memorízalas, declárala cuando te despiertes para que se conviertan tuyas y así como tú te cepillas los dientes, así como te cepillas el cabello, así como te vistes, te aseas, esas cosas que haces regularmente.
Tengo tres oraciones que potencien tus mañanas, que todas las mañanas, cuando tú te levantes, te voy a dar tres ejemplos.
1. Hoy me levanto vestida de propósito, no de presión. Mis palabras establecerán paz en mi casa y dirección en mi negocio o en mi trabajo.
2. Mi voz tiene poder porque porta promesa, no quejas. Todo lo que hoy yo diga será siembra para la cosecha que quiero en mi futuro. Declaro que el cielo respalda mis decisiones y no hay temor a que gobierne mi mente.
3. Soy una mujer de palabras, soy una mujer que digo lo que la palabra dice de mí: declaro productividad, declaro avance, declaro que mis hijos viven en fe, que mi negocio refleja mi obediencia.
Hay algo que tienes que entender si tú no le hablas a tu día te va a hablar a ti y puede que tu día no te hable como tú necesitas que te hable, puede ser que tu día te hable con la ansiedad, con el miedo, con el caos que tienes a tu alrededor, pero hoy entiende que tienes un arma secreta que es tu boca, no solamente ores hablan, no solamente sueñes declara, no solamente esperes profetizan.
Tu voz no es un adorno espiritual una herramienta divina que dibuja tu atmosfera, que reposiciona tu destino, quiero que entiendas en el día de hoy que lo que hablas va más allá de motivación, cuando tú hablas tú estás ganando la guerra espiritual, en lugar de seguir actuando como la víctima por favor comienza a hablar como la victoriosa, porque cuando tú hablas con intención el cielo te escucha y la tierra responde.
Yo también he tenido días donde abrir mi boca y decir las palabras correcta también es un acto de fe, hay días donde lo único que me ha sostenido simplemente lo que he aprendido a decirme a mí misma, no estoy diciendo que digas frases vacías, sino que hables decisiones que has tomado en tu vida y cosas que estás creyéndole a Dios.
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Por último, me gustaría agradecer a todas esas mujeres, que decidieron invertir un par de minutos de su vida leyendo.
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