La cercanía con Dios como una forma de vivir

La cercanía con Dios como una forma de vivir

Dios es nuestro padre, que nos ama, consuela y conoce desde lo más profundo. Cuando somos capaces de verle de frente, con profundidad, amor y cercanía, vemos como muchas cosas en nuestras vidas comienzan a cambiar para bien.

Sin embargo, tenemos que saber que este vínculo no siempre nace de la misma manera ni evoluciona al mismo ritmo en la vida de todas las personas. Todos llevamos nuestra propia experiencia, y lo que es un hecho para algunos puede ser un descubrimiento para otros.

Lo importante es que nos mantengamos cercanos a Él. En oración, en la práctica de Sus mandamientos, en la búsqueda de Sus respuestas y en el reconocimiento de Su absoluta soberanía, tanto en la Tierra como en los Cielos.

En ese orden de ideas, el crecimiento en comunidad es fundamental, pues con la asistencia a una iglesia, dónde interactuamos con otros hermanos y buscamos experiencia de fe, nos ayuda a ser más consistentes en nuestra vida espiritual.

Encontrarnos con personas en nuestra misma sintonía fomenta el intercambio de experiencias, la solución de dudas y el fortalecimiento de la convicción absoluta de que Dios debe ser el centro de nuestras vidas.

Vivir cerca de Dios es vivir en paz, con tranquilidad y confianza en Su fidelidad. Es saber que Él siempre ha sido bueno y lo seguirá siendo en nuestras vidas. Que no habrá nada que pueda comprarse con Su poder. Que solo Él es Dios y eso basta para mantenernos a Salvo en Su nombre.

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